Bien se merece unas líneas. Un lugar en el que nunca eres forastero, habitado por gente amable y trabajadora, servicios más que suficientes y en el que, pese a ser zona turística, hacer la compra no es una heroicidad.
En un radio prudente hay un buen número de localidades importantes que permiten, con desplazamientos razonables, acceder a una variedad de paisajes y culturas muy extensa. Vinarós no es un capricho y cuando finalizada la época estival, la costa Mediterránea adquiere un aspecto un tanto fantasmal de moles de hormigón deshabitadas, Vinarós late con la fuerza de veinte mil corazones.
Un tanto iconoclasta, no suelo prodigar mucha atención a imágenes y lugares de culto, con un par de excepciones: El altar al empirismo, que ya te recomendé construir, y la farola verde que marca el extremo del rompeolas del puerto de Vinarós. Difícilmente se puede mirar con mayor intensidad un objeto, sobre todo cuando vuelves con mal tiempo.
Luís Martí
Administrativo de oficio con múltiples aficiones. Aprendiz de todo, especialista en nada, inquieto de manual y bastante cegato. Tuvo la fortuna de coincidir con Rosa y llevar juntos a buen término un proyecto descabellado.
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