Mi experiencia es limitada. Tuvimos un Johnson de 4 ó 5 cv, no recuerdo, bicilíndrico y viejecito, que falleció en acto de servicio.
De cuando lo desmonté, intentando repararlo, me queda el recuerdo de una mecánica verdaderamente magnífica, pero un motor gripado varias veces acaba por precisar una reparación tan costosa que puede no merecer la pena; ese fue el caso. Adquirimos un Tohatsu de 3,5 cv, que nos lleva prestando buenos servicios bastantes años. Es un motor sencillo, robusto, fácil de reparar y que soporta con bastante estoicismo los olvidos de aceite en la mezcla, las caídas al agua y todo ese catálogo de tropelías que suelen sufrir los motores auxiliares en crucero familiar.
Con el tiempo, añadimos al ajuar un Honda cuatro tiempos de 15 cv y eje largo. La elección puede resultar un tanto sorprendente para un auxiliar: Es pesado (43 kgr.) y el eje largo, a priori, no parece lo más adecuado para una neumática. Nos decantamos por esta opción al disponer de un refuerzo en el faldón, construido específicamente para poder poner un fuera borda caso de avería del motor auxiliar del barco. Hasta la fecha, en la neumática el resultado es soberbio y como auxiliar de respeto, no lo hemos usado en ninguna ocasión.
Los cuatro tiempos son una opción algo más cara que los habituales motores de dos tiempos, amén de un 15-20 % más pesados; sin embargo, el consumo, suciedad y ruido son mucho menores. La mecánica, eso sí, es bastante más compleja.
Luís Martí
Administrativo de oficio con múltiples aficiones. Aprendiz de todo, especialista en nada, inquieto de manual y bastante cegato. Tuvo la fortuna de coincidir con Rosa y llevar juntos a buen término un proyecto descabellado.
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