Seres entrañables, los expertos son la sal de la náutica; si no existieran habría que inventarlos. Tiendo a creer que somos mayoritariamente gente bienintencionada que habla demasiado (y escribe, según se ve); seres sociales, charlatanes por naturaleza, opinamos sobre un nutrido repertorio que puede ir en minutos de la duplicación del ADN al último fichaje de … cualquier cosa.
En fin, los expertos están ahí con su derecho a expresarse. Haz lo que puedas y, sobre todo, no te enfades. El Albanta no iba a flotar por sus líneas, no iba a navegar marcha atrás, el timón era insuficiente, la hélice minúscula, le faltaban al menos tres toneladas de hormigón para tener la altura correcta (¿¿??), no ceñiría jamás, le sobraba palo, le faltaba palo, ¡corta un palmo de orza ahora que puedes!,… por no citar a los que “con unos amigos laminamos un casco así en un fin de semana”. Lo dicho, no te lo tomes en serio, son ganas de hablar. Con sus tripitas al sol y el pelotazo en la mano los expertos son la vanguardia de la humanidad.
Luís Martí
Administrativo de oficio con múltiples aficiones. Aprendiz de todo, especialista en nada, inquieto de manual y bastante cegato. Tuvo la fortuna de coincidir con Rosa y llevar juntos a buen término un proyecto descabellado.
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