
El local
En nuestro caso, un corral que alquilamos en Villamayor, pequeña población a pocos kilómetros de Zaragoza; administrativamente era un barrio de la ciudad, pero en realidad un pueblo con identidad propia. Fue necesario construir una techumbre de uralita y hacer una acometida de corriente eléctrica. El resultado fue un cobertizo excesivamente caluroso y polvoriento, cuyo techo tuvimos que desmontar en varias ocasiones: Laminado del apéndice de la orza, giro del casco, colocación de la cubierta y una vez más cuando fue necesario dejar el corral inicial y trasladarnos a otro. En el nuevo emplazamiento continuamos la construcción al descubierto, toda vez que el casco ya contaba con cubierta.
En más de una ocasión Rosa y yo comentamos cuanto mejor hubiera sido buscar una casa que tuviera un terreno adjunto suficientemente grande para efectuar la construcción. La distancia del domicilio al lugar de construcción supone una cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero que hace que valga la pena en un proyecto así cambiar de vivienda. En nuestro caso veinticinco minutos de tiempo nos separaban del lugar de construcción, atravesando una ciudad frecuentemente atascada. Casi una hora invertida entre ir y volver, amén de las incomodidades que fácilmente supondrás.
Luís Martí
Administrativo de oficio con múltiples aficiones. Aprendiz de todo, especialista en nada, inquieto de manual y bastante cegato. Tuvo la fortuna de coincidir con Rosa y llevar juntos a buen término un proyecto descabellado.
Posts relacionados
Llamémosle presentación
Esta no es una guía, sino el relato de una construcción amateur. No vas a encontrar el soporte técnico necesario para aventurarte en la construcción de una embarcación, solo un conjunto de anécdotas, aciertos y errores que acompañaron la ilusión de dos pe…
Leer más