
Apéndices, bancadas, arbotante, bocina
Son elementos sometidos a grandes esfuerzos, ya sean de tracción, flexión, vibraciones… así que debes conseguir una resistencia fuera de dudas. En los apéndices que penetran en el casco (alerón del timón, arbotante) la colocación de cartelas laterales laminadas al casco, convierte la fijación en algo casi indestructible. Es necesario que el apéndice penetre una longitud suficiente y que la dimensión de las cartelas y laminados sea correcta. Llegados a este punto de construcción, normalmente habrás desarrollado una lógica práctica más que razonable.
La bancada del motor merece unas líneas aparte. Va a trabajar mucho, con todos los esfuerzos imaginables maximizados. No es una simple cuestión de empuje y vibración, son docenas, cientos de kilos, vibrando continuamente y transmitiendo sus esfuerzos al casco con el brazo de palanca que le otorga la altura de la bancada. Imagínate los esfuerzos que transmite un motor en navegación con mal tiempo. Moraleja: Dedícale un poco de atención y, salvo que tus planos sean excelentes, no ahorres tiempo en croquis, bocetos y pruebas diversas. Cuanto más baja sea la bancada, más bajarás el centro de gravedad y disminuirás los esfuerzos laterales, todo ello jugando con una posición del arbotante y hélice correctas; un arbotante excesivamente adelantado sirve de bien poco, una hélice girando demasiado cerca del casco, cavita.
Hablando de arbotantes, vigila sus características. A nosotros nos endosaron un arbotante rectificado; nuestro eje es de 30 mm y el arbotante responde a las medidas precisas para el cojinete dunlop (cojinete de goma embutido en un tubo de bronce) de 28 mm, así que tornearon el dunlop de 30 mm hasta conseguir el diámetro exterior preciso para que entrara en el arbotante. Es una práctica habitual que he podido observar en bastantes barcos de astillero, pero constituye una auténtica chapuza. Para empezar, las dimensiones del arbotante son inferiores, lo que complica su instalación. Tuvimos que prolongar el arbotante mediante pasamano inox a fin de conseguir que penetrara dentro del casco un trozo razonable, para poder colocar cartelas y hacer un laminado fuerte. Para continuar, cuando llega el momento de sustituir el cojinete, la escasa pared de la pieza que intentas sacar, te impide utilizar métodos civilizados y tienes que usar la fuerza bruta. La pieza nueva, estás obligado a tornearla y, lo que es peor, llevas un arbotante débil.
La bocina convencional, tubo de bronce cortado en bisel en un extremo y preparado en el otro para recibir un manguito de goma rematado con un prensaestopas, no presenta mayor dificultad para su instalación que la derivada de su correcto emplazamiento: Es crítico. Para evitarnos quebraderos de cabeza, construida la bancada e instalado el motor, colocamos inversor, eje, bocina y arbotante; para la bocina y arbotante hicimos agujeros en el casco en los puntos aproximados y, tras realizar el acople mecánico de todos los elementos, fijamos su posición con trozos de mat. El resultado es perfecto, jamás nos ha ocasionado problema alguno. Con este procedimiento, la única precaución a tomar es aumentar el diámetro del eje (varias vueltas de papel fuerte sirven perfectamente) en la zona de la bocina, a fin de asegurar el perfecto centrado del eje.
El que optes por prensaestopas convencional o, más moderno, cerámico, es asunto tuyo. El convencional precisa de inspección periódica, dado que la mecha de amianto y grasa se deteriora con el uso. Mucho me temo que los cerámicos también, si bien no puedo opinar porque no los he usado. Tengo la impresión de que si planeas llevar un alternador acoplado el eje de la hélice, un prensaestopas cerámico te hará mejor papel, parece ser que frena menos al ser menor el rozamiento.
Luís Martí
Administrativo de oficio con múltiples aficiones. Aprendiz de todo, especialista en nada, inquieto de manual y bastante cegato. Tuvo la fortuna de coincidir con Rosa y llevar juntos a buen término un proyecto descabellado.
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